En Roma había esclavos de diversos tipos. Uno de estos tipos era el nomenclator, un esclavo que se encargaba de apuntar al amo el nombre de los esclavos que tenía, o bien de asignar el triclinium (especie de cama donde se reclinaban los romanos para comer) a cada invitado cuando celebraba una fiesta particular.
Como los esclavos conocían muy bien la ciudad y a los que en ella vivían, el nomenclator se encargaba de susurrar al amo el nombre de las personas con las que se encontraba mientras paseaba por Roma.
Sin duda al amo le gustaba saludar a la gente por su nombre. de este modo quedaba como un señor, mostrando familiaridad con personas que apenas conocía.
Del esclavo nomenclator, viene nuestra palabra nomenclátor, con el significado de "lista o catálogo ordenado de nombres" (por ejemplo, de las calles de la ciudad).